EL DEPORTE Y LOS HIJOS

El deporte  está profundamente arraigado al subconsciente y nos ayuda a vivir mejor.

Culturas muy antiguas lo relacionaron con la danza, las artes marciales,  la meditación y la terapia. Ideas que aún están plenamente vigentes.  Los griegos le añadieron un carácter competitivo, al crear las olimpíadas y, hace poco más de un siglo, los ingleses le agregaron un componente de entretención colectiva. Es el sport británico. Basta observar una pichanga de barrio para comprobar cómo se  entretienen  las entusiastas oncenas y qué decir de la algarabía de los espectadores.

Está clara y suficientemente demostrada su utilidad en contribuir a evitar el sobrepeso, la diabetes y las enfermedades del colesterol.

Paso a referirme a la utilidad del deporte en la convivencia con nuestros hijos adolescentes y en la formación de una personalidad armónica y proactiva del joven.

El joven deportista es amistoso, propende a la comunicación  y potencia los vínculos afectivos familiares. Este amateurno fuma; sólo bebe discretamente para contadísimas reuniones sociales y no siente inclinación por experimentar con drogas. O sea, los padres podemos ayudar a evitar las más comunes de las epidemias juveniles con una actitud entretenida, económica y  participativa, fomentando  la vida deportiva.

De la mano de lo anterior está el lazo amistoso que une a padres con hijos deportistas.  Van a competencias juntos y comparten momentos de estrecha unión, lo que es muy propicio para fomentar las comunicaciones y confianza recíproca.

Nada trascendente es fácil. Los padres tenemos que practicar deportes si queremos que nuestros hijos lo hagan. No se puede decir a un niño: ¡Mira, anda a jugar fútbol!, regalándole un balón, al tiempo que uno se queda descansando frente al televisor, con un cartucho de papas fritas y una gaseosa.

Siempre tenemos tiempo para contribuir a la formación de nuestros niños. Cuando decimos que el trabajo no nos deja tiempo para hacer nada más, damos a entender que ya nadie puede hacer nada menos.

Sea por la aparente falta de tiempo o porque la barriga está muy voluminosa, al menos acompañemos a los chicos en sus afanes e interesémonos en sus logros.

                                                    Doctor Fernando