INTRODUCCIÓN A LA PSICOMOTRICIDAD

Karina Venegas Agilar

El concepto de psicomotricidad nace de la dualidad mente y  cuerpo y reúne a lo  psíquico y lo motriz. Su estudio y práctica se concibe en la actualidad como un arte-ciencia y considerando a la persona en forma integral.

La psicomotricidad se hace cargo del individuo con una perspectiva global, tanto en la persona sana como en la que padece cualquier tipo de trastorno del desarrollo, actuando a nivel preventivo, educativo, reeducativo y terapéutico. Su meta es potenciar el desarrollo armónico de la persona y su capacidad para expresarse y relacionarse con el entorno.

Los principales estudiosos de la psicomotricidad han sido franceses o especialistas que se formaron allí.  A principios del siglo XX el neurólogo Ernest Dupré puso de relieve las relaciones entre las anomalías neurológicas y psíquicas con las motrices, acuñando el término psicomotricidad. Fue el primero en describir los trastornos del desarrollo psicomotor. Sus ideas ganaron muchos adeptos en la Europa de los primeros decenios del siglo XX.

Casi contemporáneo, el psicólogo Henri Wallon amplía notablemente las ideas de Dupré, al integrar a la psicomotricidad la emoción, el rol de las posturas, la sensibilidad, las actitudes y la importancia de los demás en la estructuración de cada uno, ampliando la visión al origen social en la evolución del psiquismo. El principal legado de Wallon está en haber dado conexión a lo psíquico y lo motriz. Planteó la importancia del movimiento para el desarrollo del psiquismo infantil y por tanto para la construcción del esquema de su imagen corporal. Según Wallon el psiquismo y la motricidad representan la expresión de las relaciones del sujeto con el entorno y llega a decir:

“Nada hay en el niño más que su cuerpo como expresión de su psiquismo”

Luego destacó Julián de Ajuriaguerra,  psiquiatra español que desplegó gran parte de su carrera en París. Desarrolló la idea de  que  los procesos acaecidos en la familia, la escuela y la sociedad son interactuantes y permiten comprender  que la enfermedad mental, a pesar de los condicionantes biológicos, es un proceso que encuentra su sentido en el contexto de las relaciones”. Destaca las íntimas relaciones que existen entre el tono muscular y movimiento, a la par que no puede haber desarrollo del leguaje si el gesto. Su notable importancia radicó en desarrollar la aplicación práctica de estos conocimientos, dando nacimiento a la terapia psicomotriz, en 1959.

En el Primer Congreso Europeo de Psicomotristas  – Alemania 1996 –  se consolida definitivamente lo descubierto por los tres estudiosos ya señalados, y se insiste en la visión global de la persona y la integración de las funciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensorio motrices de la persona y en la capacidad  de expresarse en un contexto psicosocial.

Partiendo de esta concepción, la psicomotricidad está llamada a desempeñar un papel fundamental en el desarrollo armónico de la personalidad y servir de herramienta terapéutica, al  crearse distintas formas de intervención psicomotriz en las diferentes edades y alteraciones, como  la psicomotricidad educativa,  que viene a ser preventiva y la práctica de ayuda psicomotriz, que es terapéutica. La primera utiliza el juego libre como medio para lograr que el niño internalice conceptos de espacio y tiempo, destrezas motrices, sensoriales, sociales y quede así preparado para su etapa preescolar. En la segunda se trabaja sobre las características particulares del individuo, ya sea a en un manejo individual o grupal, para asegurar la superación de los trastornos de una patología determinada.

Entendidas así las cosas, psicomotricidad permite desarrollar una herramienta terapéutica muy útil, aunque insuficientemente conocida entre nosotros, que contribuye a que el niño puede ser él mismo; logre experimentarse, valerse, conocerse, sentirse, mostrarse, decirse, a través del juego libre y en un ambiente seguro. Con ello alcanza su autonomía y un gusto de hacer y de pensar, para su óptimo desarrollo cognitivo y motriz.