EL NIÑO QUE NO CRECE

El hijo que no crece  lo esperado; el que está entre los más chicos del curso; el más bajito en comparación a sus hermanos o primos, representa una  preocupación para los padres y puede indicar una alteración en la salud del niño, además de afectar la autoestima del propio chico y sus progenitores.
No siempre es fácil dar una explicación clara del crecimiento del niño y explicar al interesado y sus familiares si nos encontramos frente a una situación normal o no. Más difícil es, todavía, poder predecirles, dentro de una seguridad razonable,  si a los 18 años tendré una estatura socialmente aceptable.
Para poder decir si un niño está creciendo a un ritmo más lento, pero dentro de lo aceptable hay que fijarse en tres puntos relevantes; peso, talla y velocidad de crecimiento. Estos tres puntos deben desplegarse en forma más o menos armónica y agruparse alrededor de la media o promedio. Es lo que llamamos el percentil 50 (es decir que si hubiera cien niños o niñas de esa edad, 49 estarían sobre la persona estudiada y otros cuarenta y nueve bajo ella. Recordemos que el niño crece un poco más que la niñita)
Para poder establecer un promedio hay que haber estudiado antes un grupo importante de la población a la que pertenece nuestro consultante,  ya que hay factores étnicos, familiares, hábitos de alimentación y socioeconómicos que modifican notablemente estos promedios. También hay que recordar que estos agentes empiezan a influir desde los dos años en adelante. Antes de esa edad, al menos teóricamente, un chinito crece más o menos lo mismo que un sajón o un chileno del interior de la araucanía.
Antes de los dos años generalmente se usan las tablas del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Estados Unidos, precisamente, porque son de aplicación universal. Eso si, hay que tener cuidado con su interpretación cuando son niños que se alejan de la norma, como lactantes que han sido prematuros, pacientitos con síndrome de Down y otros. El lactante debe pesarse sin ropa y es importante considerar si el niño está recién alimentado y si el intestino o la vejiga urinaria están vacíos. La longitud se mide en un sencillo infantómetro y se dice talla en vez de estatura, porque se determina con la guagua acostada. El 3er elemento a considerar es la circunferencia craneana que ordinariamente es alrededor de la mitad de la talla mas 10 (expresada en centímetros) El consejo que les doy a los padres es no considerar los valores que les informa el pediatra o las enfermera con un criterio de contador. No aferrarse a los datos en forma irrefutable, pues los niños no crecen en forma lineal. Cada cierto tiempo presentan pausas y luego estirones. Lo ideal es que los tres elementos se vayan dando en forma más o menos armónica y que el niño progrese por un carril o línea de crecimiento igual o superior al percentil 50. Nunca va a estar de más insistir en la importancia de la lactancia materna para asegurar un crecimiento óptimo durante los dos primeros años de vida.

Después de los dos años empiezan a influir factores de herencia, raciales, medioambientales y muchos otros. De tal manera que hay que ser muy cuidadoso antes de catalogar como talla baja o, peor aún, enano, a un niño que está por debajo de las dos desviaciones estándar de acuerdo a la tabla que se use y la edad del paciente. La inmensa mayoría de las veces se trata de un niño que tiene una velocidad de crecimiento disminuida y ahí está la sagacidad del pediatra para interpretar bien la situación y corregirla, casi siempre con medidas simples.
El niño debe medirse de pié en un aparato de buena calidad, obviamente descalzo y con una postura estandarizada. Ahora hablamos de estatura. Las mediciones aisladas de ésta no tienen valoren la interpretación de la estatura de un niño, hay que tener varios datos para establecer una curva.
Ahora es clave considerar la estatura de los padres. Se debiera esperar que los hijos estuvieran dentro del margen de la altura media de los padres (AMP), calculados como sigue:
Niños: (altura del padre)  + (altura de la madre + 13) / 2
Niñas: (altura del padre – 13) + (altura de la madre)  / 2
Si luego es estas consideraciones la estatura resulta unos 6 cm más baja que la esperada en los varones y unos 5 cm en las niñitas, debe hacerse una radiografía de muñeca izquierda para determinar la edad ósea.  Este sencillísimo estudio que ha resistido el paso del tiempo, no sólo permite orientarnos en la eventual enfermedad que está afectando el crecimiento sino que, además, determinar si los cartílagos de crecimiento todavía están en condiciones de permitir el crecimiento.
El paso siguiente es tratar la causa que está determinando que el niño no crezca adecuadamente.
He mencionado los cartílagos del crecimiento porque ahí está el concepto clave para posibilitar una estatura más alta a un paciente. Si éstos aún no se han calcificado; siguen siendo cartílagos, se puede facilitar más altura ya sea inhibiendo la pubertad o promoviendo el porte a través de hormonas semejantes a la del crecimiento.