ANOREXIA NERVIOSA

La anorexia nerviosa es una alteración grave para alimentarse provocada por  el propio paciente. Se produce una gran pérdida de peso, debilidad corporal e, incluso, la muerte.

El gatillo está en el obsesivo deseo por verse delgado, ya que existe una distorsión en la percepción del físico, percibiéndose gordo, aunque se esté muy enflaquecido. Se trata de una psicopatología cada vez más frecuente entre las mujeres de 14 a 20 años de edad.

En la obcecación por bajar de peso, la muchacha disminuye el consumo de alimentos y selecciona aquellos que aceleran el tránsito intestinal. También  pueden inducirse vómitos, tomar laxantes y diuréticos, practicar mucho ejercicio o desarrollar cualquier otro artilugio con tal de verse cada vez más flaco.

Si bien es una enfermedad en aumento desatada por el sobrevalorado y deformado afán de algunas personas de verse lindas, hay escritos que se refieren a ella desde la edad media. A fines del siglo XIX, un notable médico inglés, William Gull,  se refirió al cuadro como anorexia nerviosa, propia de jóvenes sanas que están muy enfermas.

La biografía del paciente con anorexia nerviosa es bastante típica. Corresponde a personalidades perfeccionistas, inseguras, estrictas, y extremadamente autoexigentes. El cuadro lo desencadena  alguna circunstancia familiar, como la separación traumática de los padres, muerte o inestabilidad psicológica de la madre. En una anamnesis cuidadosa se descubre, casi siempre, una familia disfuncional, distanciamiento de los amigos, aislamiento social y, obviamente, carencia de la satisfacción de necesidades básicas como comer y dormir.

La mayor parte de los síntomas físicos son consecuencia del enflaquecimiento extremo y del consiguiente déficit de nutrientes y vitaminas. Es característica la desnutrición, con un índice de masa corporal menor a 17.

Es muy importante que los pediatras nos detengamos a pensar en esta posibilidad diagnóstica ante un cuadro sostenido e inexplicable de baja de peso, ya que el manejo psicológico precoz es lo que mejor asegura la recuperación de esta patología que puede conducir a la muerte. Asimismo, no hay que olvidar que puede haber remisiones que, sin el manejo clínico experimentado, recaen inexorablemente.

Es clave conseguir que la persona afectada reconozca que tiene la enfermedad.  La mayor parte de los pacientes que la sufren, niegan que lo suyo sea un trastorno psicopatológico de la alimentación y por esta razón fracasan muchos intentos terapéuticos.

Una vez que hemos descartado que exista una causa evidente de la baja de peso, que puede abarcar un amplísimo espectro que va desde la diabetes juvenil hasta el consumo de drogas, el tratamiento busca restaurar el peso corporal ideal, estabilizar al organismo, mejorar su estado nutricional y restablecer hábitos alimenticios saludables. Conforme se avance en este proceso, deben abordarse los aspectos psicobiológicos y emocionales.

El riesgo de morir:

La lista de modelos famosas muertas por anorexia nerviosa es cada vez más abultada. Es difícil precisar cifras exactas de fallecimientos, ya que muchos casos aparecen rotulados como suicidios. En todo caso, es la patología del ámbito de la salud mental con más alta tasa de mortalidad, del orden del 5%

Es muy importante reconocer signos asociados con mayor riesgo de morir por la enfermedad, como descenso rápido en el peso, auto inducción de vómitos, drogadicción y fatiga.